Por Rafael Bisquerra
El estudio que presentamos se inicia en el curso 2003-2004 con un grupo de estudiantes de cuarto curso de ESO de un centro concertado de Barcelona. Se trata de un centro de grandes dimensiones en el cual se imparten estudios de infantil, primaria, secundaria y bachillerato. Durante nuestra investigación contaba con 1645 alumnos, 534 de los cuales cursaban ESO (enseñanza secundaria obligatoria).
Mediante muestreo intencional de acuerdo con el criterio de accesibilidad al escenario (Patton, 1980) se ha escogido como grupo experimental uno de los cuatro grupos de cuarto de ESO, formado por 34 alumnos, ya que una de las investigadoras de este trabajo es la tutora de este grupo-clase. Esto favorece que se pueda hacer mejor el seguimiento de la evolución del programa de educación emocional y de sus efectos sobre el alumnado.
En este estudio aplicamos el cuestionario de educación emocional (CEE) (Álvarez y otros, 2001) como pretest y postest, tanto al grupo experimental como a los otros tres grupos de cuarto de ESO que integran el grupo control. Sin embargo, para evaluar el desarrollo de las competencias emocionales en los estudiantes, consideramos que este instrumento es insuficiente y, por tanto, es necesario recoger mucha más información.
Por este motivo, se diseñó el instrumento “Cuestionario para la evaluación de 360º (CE-360º)”. Este cuestionario fue aplicado a inicio y final de curso, junto con el CEE. Dicho instrumento posee dos variantes: la primera, que se aplica como autoevaluación por parte de cada estudiante y la segunda, que se aplica a tres profesores que conocen bien a los alumnos y a tres compañeros (estudiantes que conocen bien al evaluado y que son escogidos por él mismo). Hay que tener presente que la administración de la prueba exige un conocimiento previo del sujeto por parte del informante. Por esto, cuando esto no se da al inicio del programa, se puede esperar hasta la tercera sesión como máximo.
El instrumento CE-360º se pueden consultar en el anexo 1. Se ha elaborado en relación a los objetivos de un programa de educación emocional y, en consecuencia, en su elaboración se requirió el consenso entre el profesorado que aplica el programa y el GROP como equipo asesor. Durante el proceso de elaboración se procuró incluir un número reducido de competencias, a fin de facilitar la cumplimentación por parte de todos los implicados. Consideramos que se trata de un modelo de evaluación de 360º ad experimentum. Resumiendo, mediante este instrumento se pretende averiguar si el alumnado ha logrado los objetivos del programa de educación emocional a partir de la triangulación de las valoraciones hechas por distintos informantes. Dichos objetivos pueden concretarse en que el alumnado al final del programa:
1. Manifiesta un conocimiento de las propias emociones
2. Demuestra competencia en identificar las emociones de los demás
3. Controla la impulsividad
4. Controla la ira
5. Demuestra tolerancia a la frustración
6. Se comporta de forma apropiada en clase
7. Demuestra dominio en habilidades de afrontamiento
8. Mantiene buenas relaciones con compañeros, profesores y padres
9. Comprende las relaciones entre emoción, cognición y comportamiento
10. Manifiesta una actitud positiva.
En el protocolo pre-test para el profesorado se incluye una segunda columna para valorar el nivel esperado en cada competencia al final del programa. Estas informaciones sirven de criterio para evaluar la eficiencia del programa, a través de las comparaciones entre pretest y postest, así como el nivel esperado en el pretest respecto a lo logrado en el postest.